martes, 18 de septiembre de 2007

Reportaje

Innumerables realidades en un mismo escenario
EJE DE TRADICIONES Y COMERCIO

La Plaza de Armas se ha caracterizado a lo largo del tiempo por ser un lugar en el que se realizan todas las actividades ligadas a la vida social, económica y política de los vecinos, los cuales han cimentado su singular historia.

Por Daniela González Encina

La gente que va caminando por el lugar lo hace en diferentes direcciones, sin fijarse en el mundo que los rodea. Un mundo lleno de fascinantes historias, vivencias y situaciones que a diario se dan en el sector de la Plaza de Armas de Santiago, la cual ha sido visitada por la gran mayoría de los chilenos a lo largo del tiempo. En ella es posible observar a comerciantes, cada uno de los cuales se la juega por atraer al público; el típico pintor que está realizado retratos o caricaturas; el lustrabotas que trabaja esmerado por dejar brillantes los zapatos de los oficinistas; los fotógrafos de delantal blanco rodeados de caballitos de madera, como también el humorista que intenta acaparar miradas con sus extravagantes actuaciones. Todos estos personajes han estado allí toda una vida ejerciendo su labor, en medio de los edificios que envuelven la plaza desde los tiempos de La Colonia, como el Correo Central y La Catedral Metropolitana entre otros.

LA CHISPA A FLOR DE PIEL

Alex Vásquez (48) es un hombre muy particular, pues llama la atención de inmediato a causa de los visos amarillentos oxigenados que tiene en su cabello, su distinguido tono de voz como el de un payaso y sus jeans con aplicaciones. Trabaja como humorista desde hace 26 años en la Plaza de Armas, motivo por el cual ha visto cómo ha cambiado el cuadrante. “Durante todo el tiempo que he trabajado en este sector, el cambio más radical que he podido observar es la evolución arquitectónica que ha tenido la plaza. Antes me gustaba más porque tenía muchos árboles y flores”. Sin embargo, Vásquez es feliz con su trabajo y su público, al que le llama el huevo.El huevo, es la figura formada por la muchedumbre que lo rodea a diario, atraída por sus graciosas presentaciones llenas de picardía y chistes en doble sentido. Vásquez cuenta que su pega es rentable, si no su trayectoria no sería la que tiene. Sin embargo, recalca que hay que ser responsable con los temas de plata, como en cualquier labor. “Si vas a ser un hueón carretero es otro cuento”.

Su mayor logro ha sido llegar a la televisión y participar en algunos estelares, junto con su hermano Paul Vásquez -más conocido como “El Flaco”- en los que ha podido desarrollar lo que tanto le apasiona: el humor. A pesar de ello, prefiere seguir en la calle ejerciendo su oficio, porque para él es emocionante estar afuera de la Catedral Metropolitana reuniendo a muchísima gente que va a participar de su espectáculo.El humor y los chistes en sí son una anécdota. Sin embargo, Vásquez y sus tres compañeros de trabajo con los que comparte escenario recuerdan un gracioso incidente en el cual una persona completamente desnuda se introdujo sin pudor dentro del huevo. Tal evento causó una interrupción en su show, de la que afirman: “Salimos victoriosos”.

Vásquez es sólo uno de los ocho humoristas que comparten la plaza como escenario callejero. “Trabajamos con turnos que debemos cumplir de manera rigurosa para no perjudicarnos”. Pero no todo es color de rosas, pues las rivalidades entre los artistas callejeros existen, comenta Vásquez. “Pero es comprensible porque siempre queremos ser los mejores en lo que hacemos, sin embargo, esto no debe implicar aplastar a los demás, pues al fin y al cabo nadie tiene el derecho de sentirse superior a los otros”.

UN ARTISTA FERVIENTE
Como Vásquez, también existen otros hombres que han dedicado una vida entera a su trabajo en Plaza de Armas, superando los obstáculos que se les han presentado, uno de ellos fue la lucha por conseguir los permisos municipales para despreocuparse de que el poder civil los lleve presos (lo que fue obtenido después del Gobierno Militar).
Uno de éstos es un fotógrafo que se encuentra en el costado sureste de la plaza, Luis Maldonado (39) quien por tradición familiar, gusto y pasión, ejerce su rol desde hace 20 años en la plaza. Es un hombre muy alto, en comparación con el

promedio de los chilenos, moreno y de ojos oscuros como el ámbar. Siempre viste una cotona blanca y un jockey que lo caracteriza inmediatamente como fotógrafo callejero. En su puesto de trabajo cuenta con un panel lleno de fotos, una cámara de cajón -la que funciona a través del sistema antiguo- y los típicos caballitos de madera para que los niños se fotografíen.Según cuenta, el destino lo impulsó a seguir esta carrera, porque a pesar de haber estudiado electromecánica, la fotografía es lo que más le seduce. “En ese sentido soy muy feliz, porque somos pocos los que trabajamos en lo que de verdad nos gusta”. Sin embargo, admite que por estos días se hace muy difícil mantener su oficio, ya que el campo de la fotografía se ha ampliado aceleradamente, puesto que cada vez es más fácil tener una cámara fotográfica. A raíz de esto afirma: “He estado tres o cuatro veces a punto de tirar la esponja, pero es muy difícil optar por la realidad y la historia familiar que llevo a mis espaldas porque mis abuelos, padres y tíos han trabajado en lo mismo, aquí en la plaza y recorriendo Chile cuando hay fiestas religiosas”.

Este hombre delgado y muy conversador, considera que más que fotografía es un arte, la que lo ha llevado a obtener grandes logros. Él visitó la ciudad de Venecia, donde fue partícipe de una exposición y concurso de arte mundial representado a Chile. “Éxitos como éste son los que me incitan seguir adelante”.

Durante su periodo de trabajo en la plaza a Maldonado lo ha visitado gran cantidad de turistas y famosos, como Iván Zamorano o la modelo española Ester Cañada. “A ellos les cobro dos o tres lucas más, total… ellos tienen”. Otro acontecimiento ocurrido en su trayectoria, el que recuerda con gran humor, es una anécdota que le costó caro. Una señora se molestó por la foto que le tomó, y le dijo: “No me gustó la foto, salgo fea”, a lo que él respondió: “Soy fotógrafo, pero no mago”. Esto enfureció a la mujer, la que inmediatamente lo acusó a un par de carabineros, los cuales querían llevar detenido al fotógrafo por daño a la moral y falta de respeto. “Fue un hecho ilógico y para la risa”, dice.
Personajes como Maldonado y Vásquez son sólo algunos de los que podemos encontrar en la plaza de la diversidad, los que dan vida y prueba de que este barrio es el kilómetro cero de Santiago, donde se entremezclan historias llenas de entretenidos acontecimientos que no podemos pasar por alto, pues en medio del caos de la ciudad, todavía hay momentos inigualables y sorprendentes que se pueden descubrir a través de nuestros sentidos sólo si nos dedicamos a observar cómo compatriotas y extranjeros le dan vida a una zona repleta de cultura, diversión y comercio, ya que jamás dejaremos de apreciar y dejar al desnudo nuevas aventuras.

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